La herencia

Hay veces que la vida da esas vueltas, y algo simple termina siendo una excusa para unir tiempos, gentes…mujeres. Visitando a mi familia en Argentina, tocó como cada vez, revisar las cajas con “la herencia”. La herencia consiste de libros, ropa, juguetes… esas cosas. Nada con inmenso valor material, pero si mucho valor sentimental.
Entre esas cosas, ésta vez revisamos la caja con vestiditos de mi infancia (y la de mi hermana menor).

Mi abuela, mujer de mundo, solía llenarse las valijas con las famosas telas Liberty cuando estaba de viaje por Europa. Y cuando llegaba a Argentina, a nosotras las niñas, nos hacía sendos vestiditos pa fiesta. Todos modelos distintos. Todos cosidos en muchos casos a mano.

Considerando que yo acabo de cumplir los tiernos 39…imaginen que estos vestidos tienen como mínimo 35 años. Están todos en buen estado exceptuando unas manchas de estar guardados nomas. Nada que el bueno del jabón blanco y un rato en una palangana no pudieron sacar.

En algunos casos, estaba la tela pero lamentablemente mi abuela, la que cosia, ya no está. Pero si está la abuela de mi hija, mi madre… que con las telas que compraba su madre, mi abuela… se las ingenió -como suele hacerlo- para conjugar el tejido que es su fuerte, con las telas y asi hacer un vestiduli para la nena, mi hija. Cuatro generaciones hilbanadas por una tela cuadriculada.

A mi la costura y el tejido me eluden… aunque quisiera alguna vez aprender, están en mi lista junto con la serigrafía, orfebrería y tantas cosas mas. Pero al ver esas florcitas y patrones no me salió mas que sacar las acuarelas y hacer mi versión.

De mas está decir que me llena de felicidad y ternura ver a mi hija con los vestiditos de fiesta que usabamos nosotras cuando eramos chicas, inclusive si ella los usa para todos los días y con zapatillas…porque ese es su estilo. Pero 30 y pico de años después, el laburo inmenso de mi abuela y esas telas tienen vida nueva. Hay mucho mas que un vestido en  ésta herencia.